viernes, 2 de octubre de 2009

Soliloquio

...Figura sin tiempo, colores de nadie.
Escucho al verdugo hacerse eco golpeando los muros; dice y se repite en un incansable y ensorde cedor aullido sediento de sangre, una y otra vez se repite el eco de un discurso cínico que sigue mutilando cuerpos, desgarrando la carne y sepultando aquella y esta idea en los fríos confines del olvido...
Y yo te juro, Juan Pablo, tu odio es mi coartada. Lo escucho decir, mientras sueño con que tu cuchillo le atraviesa el pecho, que sólo supiste dar color a la locura. Su sarcasmo no es más que ignorancia.
Él es ellos, se multiplican; la muchedumbre inmunda dicta la verdad, y así anestesia la pasión, corazón diminuto, podrido...
Pero yo sé, sé de tus túneles; pude verte construir en las cenizas de la cruel desolación la última salvación esperanzada, allá lejos. En el final, una tenue luz hecha de curvas que huele a mujer.
No se puede poseer lo que no existe, capricho estéril; no es más que engañarse creer que en el juego simbólico de cuerpos hay algo similar a la plenitud.
Mientras tanto, se me ha dado por ser, este ratito, el titiritero que pone y saca sentimientos mientras me desploman las perspectivas...
Que otros te juzguen, nunca faltarán dedos...
Entretanto, sentada en mis soledades, y aunque no te importe, te comprendo con los ojos cansados de tantas inquisiciones rebalsadas de hogueras.
La cruz que cargamos también es un pesado índice incrustado en la frente. Críticos con aires intelectuales, ciegos van destruyendo lo que tocan... y mi cansancio... y tu imposibilidad de hablar desde lo esperado, náufrago en tus propios mares.
Te cuento, querido Juan Pablo, mal que me pese, no merece mi lástima tu odio de encierro. El amor y el odio están a merced de una brisa maquiavélica; testaruda ironía.
Y he aquí, que seas prueba innegable de que no tienen dueño los muertos...

Ayelén

miércoles, 30 de septiembre de 2009

LA PRIMERA VEZ

Para el chico era la primera vez; para ella, también lo era. Sus labios entreabiertos; estaba nervioso en la oscuridad, le transpiraban las manos.
Finalmente, se armó de valor y procedió; tomó el escalpelo y comenzó la autopsia.

Juan Cruz

domingo, 13 de septiembre de 2009

DE CUENTOS Y SUEÑOS

No les voy a contar ni un cuento ni una novela, aunque quizás lo parezca. Éste es el testimonio de mi vida cotidiana; y de lo que he aprendido hasta ahora. Tengo 17 años y me falta aprender mucho más. No los quiero aburrir, sólo trataré de invitarlos a abrir sus ojos a ésta, mi realidad.
Desde chico fui un típico soñador; soñaba con lugares felices, cuentos de hadas, príncipes, dragones, valientes caballeros, y algún otro personaje ficticio que daba imagen de héroe. Creía que el bien siempre vencía al mal; y que al final todos eran felices.
Pero no era más que una ilusión. En la realidad triunfa una señora muy oscura, llamada Injusticia, que en la mayoría de los cuentos infantiles no existe.
En mi realidad, el lobo se come a la abuela y a Caperucita; y el leñador lo mata y va preso.
El Valiente Caballero no puede con el dragón; y decide marcharse con el pensamiento de ser un perdedor de por vida.
La bruja se come a Hansel y Gretel; y su familia los está buscando porque no aparecen.
La Bella nunca se casa con la Bestia poque es fea; y la Bestia enfurece y se suicida al sentirse discriminado y muerto en sus sentimientos.
Popeye ya no come espinacas porque fuma marihuana para enfrentar sus problemas.
Superman jamás apareció tras permanecer encerrado en una cárcel de criptonita por querer opinar y rescatar a su país.
La Mujer Maravilla se deshizo del lazo de la verdad; ya no le sirve.
Aladín no saca más su lámpara por miedo a que se la roben.
El Lobo sopló tan fuerte que dejó a los tres chanchitos en la calle, sin alojamiento.
El Guasón tiene su propio programa de TV, junto con otros villanos que se encargan de corromper la educación utilizando unas frecuencias mágicas con tono hipnótico.
A Batman lo confunden; y trata de ahogar sus penas con el alcohol. Así, pasa las noches recordando cómo sus viejos fueron asesinados, con ganas de matar de bronca y rabia. Y Robin... bueno, sacó su lado femenino y se transformó en Rubí. Acompaña a Batman, pero no sé si con los mismos intereses.
Lo mismo que a la Bestia le pasó al Jorobado quien terminó suicidándose, y las campanas de Notre Dame no sonaron más.
A Peter Pan lo descubrieron como un violador que entraba a la pieza de los niños cuando dormían...
Ésta es mi realidad. Estoy solo. ¿Vos?

Luis

martes, 30 de junio de 2009

Crónica de barrio

Ocho de la mañana y doña Pocha barriendo la vereda... y no porque esté sucia, ya que la barre mañana, tarde y noche; sino porque quiere estar al tanto de todos los movimientos del barrio.
Ella sabe que la vecinita de enfrente, Carlita, espera que se vaya el marido a las ocho y cuarto. Y a las ocho y media llega el mismo auto rojo que aparece todos los días; de él baja, intentando pasar desapercibido, su propio cuñado. Ella dice que sólo son negocios, ¡pero doña Pocha lo sabe todo!.
También disfruta las peleas por la tarde de los vecinos de al lado; sobre todo cuando escucha los platos caer; y cuando su propio perro no la deja escuchar bien lo agarra a escobazos limpios.
¿Y Raquel? ¿No saben quién es Raquel? Ja, la vecina que tiene cuatro hijos de distintos padres, y encima son incorregibles. Gritan, lloran, patalean cuando no los dejan salir... Pero ellos igual se escapan por la ventana del comedor que es la única que no tiene rejas, y como doña Pocha no puede permitir semejante desfachatez, va corriendo y le cuenta todo con lujo de detalles a Raquel, para hacerse el plato cuando los chicos vuelven, escuchando las discusiones interminables.
En fin, doña Pocha va a seguir viva, mientras tenga qué chusmear.

Agustina

Rosaura... ¿a las diez?

El celular de Marcos indica que tiene un mensaje.
Cuando lo lee queda estupefacto; se lo envía Rosaura y le dice que es el personaje de "Rosaura a las diez".
De inmediato responde pidiendo que no le hagan chistes, supone que es algún conocido. Ella insiste y le explica que los personajes de ficción tienen vida propia, que pueden elegir correr sus propias aventuras y elegir sus amistades.
Él no sale de su asombro; pero ¡qué interesante y novedosa será la amistad con un personaje de ficción!.
Ella reitera los mensajes y se muestra amigable y alegre. Entonces él le propone encontrarse a tomar algo para conocerse. Rosaura acepta; y Marcos concurre puntualmente, a las diez, al lugar acordado.
¡Genial Rosaura!, le dejó un mensaje de despedida y desapareció.

Sebastián

Crónica

Mi nombre es Sergio, pero los pibes del barrio me dicen "la hormiga negra". Vivo en una villa en las afueras de la capital, con mi tía Lili y mi tío Rubén.
Mi mamá se murió en el parto de mi hermanito Juan. En total, somos siete hermanos; y yo soy el segundo más grande. El más grande de todos es Damián, que tiene dieciséis y es flor de pelotudo. Mi tía le dice que deje de drogarse y busque un laburo. No sé para qué le dice eso si ella no es un ejemplo, si plata que agarra es plata que se juega a la quiniela. Y mi tío Rubén no se puede quejar tampoco, porque él se toma hasta el agua de los floreros y fuma como un escuerzo.
Mi papá está preso por robo a mano armada; así que yo vendo estampitas y aprendí de Gustavo, uno de los pibes del barrio, a punguear en el subte; así compro leche y pan para mis hermanos.
Gustavo dice que algún día vamos a hacer una "Sociedad de Punguistas y Asaltantes", y que vamos a ser como una mafia.
Ayer le robó el arma a su hermano de la mesita de luz y me la dio a mí. Me dijo que yo tengo que ser un genio robando a mano armada porque lo traigo en la sangre... pero yo tengo diez años solamente.
Ahora estoy entrando al mercadito del barrio...
- ¡Ey!, ¡Dame toda la guita porque te limpio!
- Para, pibe; ya te la doy, pero bajá eso, vos sos muy chico, no sabés lo que hacés.
- Sí que sé, y dame toda la guita porque se me está acabando la paciencia.
Ya lo hice, fue fácil. Es re lindo tratar mal a la gente grande y que te tengan miedo.
Sergio sale corriendo y cruza la calle sin mirar, porque un poco de miedo tiene...
En el medio de la acera, las luces de un Peugeot 504 modelo 93´lo encandilan; se oye el chirrido de las gomas frenando en el asfalto. La gente se agrupa en la esquina para contemplar el morboso espectáculo de una criatura muerta, aún tibia. Y alguien dice: "Se lo merece, recién había afanado en el mercadito de enfrente"

Facundo