martes, 30 de junio de 2009

Crónica de barrio

Ocho de la mañana y doña Pocha barriendo la vereda... y no porque esté sucia, ya que la barre mañana, tarde y noche; sino porque quiere estar al tanto de todos los movimientos del barrio.
Ella sabe que la vecinita de enfrente, Carlita, espera que se vaya el marido a las ocho y cuarto. Y a las ocho y media llega el mismo auto rojo que aparece todos los días; de él baja, intentando pasar desapercibido, su propio cuñado. Ella dice que sólo son negocios, ¡pero doña Pocha lo sabe todo!.
También disfruta las peleas por la tarde de los vecinos de al lado; sobre todo cuando escucha los platos caer; y cuando su propio perro no la deja escuchar bien lo agarra a escobazos limpios.
¿Y Raquel? ¿No saben quién es Raquel? Ja, la vecina que tiene cuatro hijos de distintos padres, y encima son incorregibles. Gritan, lloran, patalean cuando no los dejan salir... Pero ellos igual se escapan por la ventana del comedor que es la única que no tiene rejas, y como doña Pocha no puede permitir semejante desfachatez, va corriendo y le cuenta todo con lujo de detalles a Raquel, para hacerse el plato cuando los chicos vuelven, escuchando las discusiones interminables.
En fin, doña Pocha va a seguir viva, mientras tenga qué chusmear.

Agustina

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